La fotografía del Pirineo

La fotografía del Pirineo

CARLOS C.  UNGRÍA | 04/03/2018

Hace unos años, revisando un viejo álbum familiar, me topé con esta fotografía. Ahí estás, con tu uniforme, observando el horizonte, sentado en la cumbre de cualquier montaña del Pirineo. Tu gesto me dice que estás satisfecho. La clásica mirada del hombre que ha alcanzado una cima. La sensación de plenitud propia de completar un desafío deportivo.
Miro la imagen y te veo disfrutar. Nada comparable con un momento así: uno mismo, en soledad, admirando la inmensidad de la naturaleza tras el deber cumplido. Me pregunto quién  captó ese instante, y con qué frecuencia emprendías aventuras como ésta. Me pregunto qué tal fue la experiencia de trabajar entre montañas durante esa época, con esos medios. Me pregunto tantas cosas,…

Este fin de semana, mientras corría por el Valle de Benasque, me he acordado de esta fotografía. Cómo he sufrido, querido abuelo. Ha sido una carrera de 20 kilómetros, cinco menos que la última vez, pero el recorrido estaba cubierto por la nieve y cada zancada era un mundo.
Qué duro ha sido, te decía, pero cómo he disfrutado. Reconozco que suena contradictorio, pero, créeme, no lo es. Es cierto que no ha sido una carrera cómoda, pero no hay nada como enfrentarse al frío, a la pereza, al cansancio, al miedo. Nada como combatir viejos fantasmas y advertirles, a la cara, que no tiras la toalla. Nada como crecerse ante la adversidad. Nada como vencer. Aunque sea sólo una pequeña batalla insignificante. Aunque esta diminuta sensación de felicidad se diluya poco tiempo después. En apenas unas horas.
No ha sido una casualidad. Siempre que vengo a lugares como Cerler o Jaca me acuerdo de este viejo retrato. Es fascinante que un instante como ése, captado hace más de 70 años, haya sobrevivido al paso del tiempo y siga tan presente. Tanto en papel como en la mente de todos. Lo pienso detenidamente y tu ascensión a aquella cima, con sus riesgos y sus dificultades, es más que una imagen. Es otra lección de ésas que nos dejaste. La fotografía del Pirineo como metáfora: vive, lucha, sueña. No te rindas.

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